En 1948 la Asamblea adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos, un documento histórico que proclamó los derechos inalienables inherentes "a todos los seres humanos, sin importar su raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, propiedades, lugar de nacimiento, ni ninguna otra condición".