El estallido de un depósito de trotyl y gelamón que funcionaba en un galpón perteneciente a la empresa Ingeniería Fueguina SA, dedicada al movimiento de suelos, causó la alarma entre la población, porque estaba situado al lado de un depósito de garrafas y tubos de gas, en el corazón de los barrios La Cantera y San Vicente de Paul, a 4 km del centro de la ciudad.
 
La primera víctima de la explosión fue el bombero Diego Sánchez, de 20 años, que falleció horas después en el Hospital Regional de Ushuaia, tal como lo confirmó su director, Jorge Viola.
 
El director del hospital había ratificado que el bombero Carlos Alberto Molina, de 33 años, fue derivado al Hospital Regional de Río Gallegos con un "traumatismo craneoencefálico grave con daño neurológico" y su estado es "reservado".

Otro de los heridos graves fue el jefe del cuerpo Daniel García de Bomberos del cuartel Unidos por siempre, hoy Bomberos 2 de Abril, que permaneció en terapia intensiva con "trastornos pulmonares que le dificultaban la respiración".
 
Otro de los heridos Jara Isaias, de Bomberos Voluntarios de Ushuaia, con traumatismo de cráneo, que fuera derivado a la ciudad de Bs As.
 
Los otros fallecido, los 60 heridos, envueltos en una catástrofe evitable, donde la negligencia y la corrupción tuvieron su cuota de protagonismo.
 
Pasa el tiempo y poco a poco se desvanece ese sacrifico, de quienes entregaron sus vidas y el infortunio de quienes la perdieron.
 
Seguiremos recordando ese día negro que resistieron los bomberos de la ciudad y en especial a los Bomberos Voluntarios Zona Norte, por la muerte de un integrante.
 
Cuanto más loable y apacible, será  cuidar y reconocer a los bomberos en vida, por sus labores, sus entregas desinteresadas llenas de altruismo por su comunidad, donde viven, crecen y mueren.
 
Sigue descansando en Paz, Diego Sánchez .