El sábado 4 de abril, Ona fue atropellada por un vehículo que no tuvo la delicadeza de Parar, lo que hace al hecho más lamentable y clasifica de mal vecino al conductor; no decimos que sea el responsable, pero no está bien no parar.
El accidente sucedió mientras muchos de los Bomberos nos encontrábamos trabajando en la refacción del Cuartel. Ona salió en busca de la pelota con la que estaba jugando, cruzó la calle y, sin poder alertarla del peligro se produjo el impacto. Rápidamente fue trasladada a la clínica veterinaria, en donde luego de calmarle el dolor le sacaron placas radiográficas, en las que se pudo apreciar la ausencia de fracturas pero si la dislocación de su cadera, diagnóstico lamentable en una perra de estas características. Como solución los veterinarios proponen la colación de la cadera en forma cerrada o mediante una intervención quirúrgica. Dados las características de Ona, los facultativos resolvieron postergar la cirugía y dejarla como última alternativa.
Los momentos fueron tristes, porque este adorable animal demostró algo que no muchos vivimos; a pesar del intenso dolor que sufría, solo se tranquilizaba con el abrazo de quienes estaban con ella.
Hoy se encuentra bien, se adaptó rápidamente a las tres patas; teniendo una inmovilización de la pata trasera de dos semanas, seguida de una recuperación de veinte días. Es cuidada intensivamente con mucho cariño, teniendo que sacarla cuidadosamente para hacer sus necesidades, subirla por las escaleras en brazos, hacerle curaciones, etc.